Medicina alternativa, natural, yoga, oriental y china

Tai-Chi Chuan

sábado, 4 de agosto de 2007

Tai-Chi Chuan


De acuerdo a dichos principios, y debido al hecho que los cumple en su totalidad, las virtudes terapéuticas -preventivas y cu­rativas- del Taijiquan, serían indiscutibles para la mentalidad de un médico formado en China. Esta explicación resultaría insu­ficiente para la mentalidad científica de un médico formado en occidente, quien para aceptar algo como cierto, exige que pueda ser visto, medido y pesado. Desde su pun­to de vista, y en tanto que es un "método de ejercitación física", los beneficios del Taijiquan para la salud no serían diferentes de aquellos que producen la práctica de deportes, gimnasia, danza (clásica o con­temporánea), o una caminata diaria de una hora. Aun así, para quienes practican algunas de las activi­dades mencionadas y además Taijiquan, la diferencia es sim­plemente abismal.


Los que practican gimnasia

En primer lugar, quienes han practicado o practican gimnasia o algún deporte coti­dianamente, saben que pueden hacerlo con cualquier estado de ánimo, bueno o malo, y con cualquier nivel de aten­ción, pues las acciones depen­den de las alternativas del par­tido en el caso de los deportes en general, y de la elección de los ejercicios por parte del do­cente, en el caso de las clases colectivas de gimnasia. Aun con un bajo nivel de atención, un deportista experimentado podrá llegar a tener un buen nivel de respuesta y rendi­miento, mientras que en una clase de gimnasia sólo es nece­saria la imitación que depende­rá en un todo de ciertas áreas del sistema nervioso central ocupadas en las funciones mo­trices, a las que en adelante de­nominaré "centro motriz". Mientras tanto la atención y el pensamiento se podrán encon­trar muy lejos en el espacio y en el tiempo, alejados y evadi­dos del presente, ya en sí mis­mo evasivo.


Virtudes curativas del Tai-Chi Chuan


La danza se acerca

La danza clásica y la contem­poránea se acerca un poco a las características distintivas del Taijiquan. La bailarina o el bai­larín deberán aprender una de­terminada variación (coreogra­fía), pero esta incluirá los esta­dos de ánimo correspondientes al personaje o la emoción re­presentada es decir, quien dan­za no sólo no podrá evadirse de la variación, sino que deberá convertirse en eüa.

En Taijiquan, el practicante deberá aprender una serie de técnicas, como en danzas, gim­nasia o cualquier deporte, y luego deberá aprender una o más secuencias, a semejanza de lo que ocurre en danzas. Sin embargo, las secuencias de Taijiquan no incluyen estados de ánimo ni emociones que deban ser expresadas, sino que el ejecutante deberá percibirse a sí mismo en relación a cada técnica en particular, y a la to­talidad de la secuencia. Desde ese punto de vista, la danza no puede dejar de ser expresiva, mientras que el Taijiquan sólo debe ser perceptivo, lo que también elimina toda similitud con la expresión corporal.


Percibirse a sí mismo

Cuando se habla aquí de percibirse a sí mismo, ello no implica sólo el nivel físico o motriz, sino también el emo­cional y el intelectual. El eje­cutante deberá entonces "estar ahí", percibiéndose en el pre­sente. Porque los procesos in­telectuales son lentos, de he­cho, muchísimo más lentos que los procesos motrices y más lentos aun que los emo­cionales. En cualquier discipli­na física, una vez aprendidas las técnicas a través del proceso intelectual, el centro motriz se "apropia" de dichas técnicas mediante la repetición y las utilizan de acuerdo a la necesi­dad impulsada por los reflejos o por un orden establecido pre­viamente (en el caso de las se­cuencias o variaciones). En ese momento, el intelecto puede ocuparse de otra cosa (ya que nunca descansa durante el esta­do de vigilia). Si el intelecto tratara en esta etapa de dirigir los movimientos, le resultaría imposible, ya que no puede al­canzar la velocidad de los mismos. En el caso de la danza, puede entonces ocuparse de lo expresivo, en tanto que en las demás actividades físicas, le es posible evadirse.


Cuando el intelecto puede evadirse

Cuando el intelecto puede evadirse, lógicamente lo hace hacia algo que atrae su interés, o hacia algo que posee una ve­locidad reducida o nula. En el primer caso, existe un descon­trol evidente del hombre sobre su intelecto, ya que su atención no es "dirigida hacia", sino que es "atraída por" algo, que no es justamente aquello que se en­cuentra haciendo. En cuanto al segundo caso, es necesario te­ner en cuenta que el presente es demasiado veloz para el in­telecto, pues consiste sólo de ese instante al que podríamos denominar "ya" o "ahora". Todo lo demás pasó, o aun no ocurrió. El pasado o el futuro, tienen para el intelecto una ve­locidad cero, puesto que pue­de acceder a ellos en cualquier momento y permanecer el tiempo que desee mediante el mecanismo de la imaginación.


Imaginación

A la imaginación se recurre para encontrar placer o sufri­miento, fuera del dominio de la realidad del presente. Cuan­do el centro intelectual se diri­ge al pasado o el futuro imagi­narios, arrastra consigo al cen­tro emocional, que es el que puede sufrir o sentir placer; el sufrimiento o el placer encon­trados en ese pasado o en ese futuro, no son reales.


Chen Wangting

En relación con todo lo di­cho, es interesante tener en cuenta la enorme sabiduría de Chen Wangting cuando intencionalmente desarrolló una se­cuencia de velocidad reducida; nótese que evito utilizar la pa­labra "lenta", porque no todos los movimientos del Taijiquan son lentos. Esa velocidad per­mite que el intelecto del prac­ticante pueda "estar ahí" du­rante la ejecución, observán­dose durante la misma, tenien­do conciencia de ella, perci­biendo las emociones que las acciones mismas le producen.

No hay comentarios:

 
Medicina alternativa © 2008. Templates Novo Blogger