Tai-Chi Chuan
De acuerdo a dichos principios, y debido al hecho que los cumple en su totalidad, las virtudes terapéuticas -preventivas y curativas- del Taijiquan, serían indiscutibles para la mentalidad de un médico formado en China. Esta explicación resultaría insuficiente para la mentalidad científica de un médico formado en occidente, quien para aceptar algo como cierto, exige que pueda ser visto, medido y pesado. Desde su punto de vista, y en tanto que es un "método de ejercitación física", los beneficios del Taijiquan para la salud no serían diferentes de aquellos que producen la práctica de deportes, gimnasia, danza (clásica o contemporánea), o una caminata diaria de una hora. Aun así, para quienes practican algunas de las actividades mencionadas y además Taijiquan, la diferencia es simplemente abismal.
Los que practican gimnasia
En primer lugar, quienes han practicado o practican gimnasia o algún deporte cotidianamente, saben que pueden hacerlo con cualquier estado de ánimo, bueno o malo, y con cualquier nivel de atención, pues las acciones dependen de las alternativas del partido en el caso de los deportes en general, y de la elección de los ejercicios por parte del docente, en el caso de las clases colectivas de gimnasia. Aun con un bajo nivel de atención, un deportista experimentado podrá llegar a tener un buen nivel de respuesta y rendimiento, mientras que en una clase de gimnasia sólo es necesaria la imitación que dependerá en un todo de ciertas áreas del sistema nervioso central ocupadas en las funciones motrices, a las que en adelante denominaré "centro motriz". Mientras tanto la atención y el pensamiento se podrán encontrar muy lejos en el espacio y en el tiempo, alejados y evadidos del presente, ya en sí mismo evasivo.
Virtudes curativas del Tai-Chi Chuan
La danza se acerca
La danza clásica y la contemporánea se acerca un poco a las características distintivas del Taijiquan. La bailarina o el bailarín deberán aprender una determinada variación (coreografía), pero esta incluirá los estados de ánimo correspondientes al personaje o la emoción representada es decir, quien danza no sólo no podrá evadirse de la variación, sino que deberá convertirse en eüa.
En Taijiquan, el practicante deberá aprender una serie de técnicas, como en danzas, gimnasia o cualquier deporte, y luego deberá aprender una o más secuencias, a semejanza de lo que ocurre en danzas. Sin embargo, las secuencias de Taijiquan no incluyen estados de ánimo ni emociones que deban ser expresadas, sino que el ejecutante deberá percibirse a sí mismo en relación a cada técnica en particular, y a la totalidad de la secuencia. Desde ese punto de vista, la danza no puede dejar de ser expresiva, mientras que el Taijiquan sólo debe ser perceptivo, lo que también elimina toda similitud con la expresión corporal.
Percibirse a sí mismo
Cuando se habla aquí de percibirse a sí mismo, ello no implica sólo el nivel físico o motriz, sino también el emocional y el intelectual. El ejecutante deberá entonces "estar ahí", percibiéndose en el presente. Porque los procesos intelectuales son lentos, de hecho, muchísimo más lentos que los procesos motrices y más lentos aun que los emocionales. En cualquier disciplina física, una vez aprendidas las técnicas a través del proceso intelectual, el centro motriz se "apropia" de dichas técnicas mediante la repetición y las utilizan de acuerdo a la necesidad impulsada por los reflejos o por un orden establecido previamente (en el caso de las secuencias o variaciones). En ese momento, el intelecto puede ocuparse de otra cosa (ya que nunca descansa durante el estado de vigilia). Si el intelecto tratara en esta etapa de dirigir los movimientos, le resultaría imposible, ya que no puede alcanzar la velocidad de los mismos. En el caso de la danza, puede entonces ocuparse de lo expresivo, en tanto que en las demás actividades físicas, le es posible evadirse.
Cuando el intelecto puede evadirse
Cuando el intelecto puede evadirse, lógicamente lo hace hacia algo que atrae su interés, o hacia algo que posee una velocidad reducida o nula. En el primer caso, existe un descontrol evidente del hombre sobre su intelecto, ya que su atención no es "dirigida hacia", sino que es "atraída por" algo, que no es justamente aquello que se encuentra haciendo. En cuanto al segundo caso, es necesario tener en cuenta que el presente es demasiado veloz para el intelecto, pues consiste sólo de ese instante al que podríamos denominar "ya" o "ahora". Todo lo demás pasó, o aun no ocurrió. El pasado o el futuro, tienen para el intelecto una velocidad cero, puesto que puede acceder a ellos en cualquier momento y permanecer el tiempo que desee mediante el mecanismo de la imaginación.
Imaginación
A la imaginación se recurre para encontrar placer o sufrimiento, fuera del dominio de la realidad del presente. Cuando el centro intelectual se dirige al pasado o el futuro imaginarios, arrastra consigo al centro emocional, que es el que puede sufrir o sentir placer; el sufrimiento o el placer encontrados en ese pasado o en ese futuro, no son reales.
Chen Wangting
En relación con todo lo dicho, es interesante tener en cuenta la enorme sabiduría de Chen Wangting cuando intencionalmente desarrolló una secuencia de velocidad reducida; nótese que evito utilizar la palabra "lenta", porque no todos los movimientos del Taijiquan son lentos. Esa velocidad permite que el intelecto del practicante pueda "estar ahí" durante la ejecución, observándose durante la misma, teniendo conciencia de ella, percibiendo las emociones que las acciones mismas le producen.
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