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La Eutonia

miércoles, 22 de octubre de 2008

La Eutonia


El cuerpo "acusa recibo" de los estados emocionales. Aprendiendo a equilibrar nuestras tensiones podemos lograr sentirnos más plenos, evitando el estrés como sobrecarga.


¿Qué es la Eutonía?

La Eutonía, es una discipli­na de abordaje corporal, tanto pedagógica como terapéutica, que toma el conocimiento del propio cuerpo como "motor de búsqueda" para ir adqui­riendo un buen uso de sus es­tructuras, y la capacidad de fluir entre niveles de "tensión óptima", es decir, que se ade­cúen a las necesidades del in­dividuo, en relación a cada ac­tividad cotidiana. Es por eso que se diferencia de las técni­cas de relajación pura, ya que lo que adquirimos con su práctica es a transitar por la amplia gama de matices tóni­cos de los que deberíamos dis­poner para el desarrollo de nuestras potencialidades.


Un "buen tono", es aquel que permite una dinámica de adaptabilidad y flexibilidad que reaccione, vibre, y pulse acorde a nuestro deseo en cada situa­ción y circunstancia de la vida.


Lo contrario es un "tono rí­gido" que quede anclado en mucha tensión (hiper-tono) provocando dolores, contracturas, dificultad en el movi­miento, o un tono muy bajo (hipo-tono), sensación de po­ca fuerza, desgano, cuerpo pe­sado.


Sabemos la estrecha relación que existe entre el funciona­miento tónico muscular, las actitudes posturales, los proce­sos psíquicos y las emociones. Dado que la musculatura siempre es "telón de fondo" de las emociones, el cuerpo desde su lenguaje y sus códi­gos anuncia o denuncia, se queja, a veces grita desde el dolor, otras se acoraza a modo de protección ante situaciones no placenteras. También se anestesia, llegando a perder capacidad expresiva. En mo­mentos de placer, se expande, no duele, lo sentimos ágil y li­bre en sus movimientos.


Esta pedagogía nos permite una sutil escucha hacia los mensajes que de él nos llega, y ofrece recursos para operar en cada situación.


TERAPIA DE LA EUTONIA


¿Cómo se practica?

La experiencia, parte de un aprendizaje vivencial, puede ser grupal o individual, y toma como guía las sensaciones y la percepción, en un proceso de auto observación que conduce a la toma de conciencia de las reacciones corporales y su re­lación con los estados afectivos y emocionales de la persona


A través de propuestas ver­bales , el eutonista invita a re­conocer como cada uno regis­tra su cuerpo: las sensaciones de la piel y las estructuras óseas, las nociones de volu­men y tridimensionalidad, el modo en que el cuerpo está en contacto con apoyos, ya sea del suelo, pared o silla. Este "inventario" inicial pasando revista a las   distintas partes es el punto de partida para la ta­rea: ¿Qué sensaciones físicas y emocionales llegan hoy a la conciencia?, ¿en qué estado global cada uno se encuentra?, ¿hay nivel excesivo de tensión en alguna zona?, ¿cómo está la movilidad?, ¿qué está pidiendo hoy el cuerpo?


También se exploran las posi­bilidades de movimiento cons­ciente, organizadas a partir de la "solidaridad" de las distintas par­tes preparadas para la acción, utilizando un tono justo.


Lo interesante de la tarea no está dado por la cantidad de veces que se repite un ejerci­cio, sino por la calidad de la ejecución: no es cuánto hago, sino cómo lo hago.


Dado que el trabajo no es imitativo, es decir no se mues­tra lo que hay que hacer, cada alumno indaga en su interiori­dad de acuerdo a su deseo o posibilidad, tornándose sensi­ble y responsable de su bús­queda y fomentando su inde­pendencia .


Es válido lo que cada uno va registrando aceptando la subjetividad del alumno o pa­ciente, es por eso que las res­puestas son valoradas en su di­mensión personal. Así, cada uno se contactará con las tex­turas, consistencias, sensacio­nes de peso y volumen acorde al momento  propio.


También el eutonista puede trabajar con sus manos en con­tacto con una parte del cuerpo del alumno o paciente, a través del "toque eutónico". Este mo­do de tocar no invasivo ayuda a mostrar que está pasando en esa zona tocada.


El toque eutónico, activa el campo energético, ayuda a re­gular el tono, mejora los nive­les de circulación en la zona, y también da sostén. Las manos del eutonista, entonces, se transforman en un espejo que da apertura a una mirada in­terna transformadora, a una nueva conciencia, corporal.


Estar consciente sintiendo, observando y tomando cada información que proviene del universo interno, permite res­tituirle a la persona su capaci­dad sensitivo-perceptiva, po­niéndola en contacto consigo mismo sin excluirse de lo que recibe del medio externo: es­tar dentro y fuera de uno, rea­firmando el "Yo Corporal". Cuando me refiero a lo cor­poral, integro al cuerpo ana­tómico y su psiquismo.

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